martes, 19 de enero de 2010

A PROPÓSITO DE HAITI




Es común que nos ahoguemos en un vaso con agua. Nos sentimos los más desdichados del planeta cuando sufrimos algún revés personal o profesional, incluso en las cuestiones más superficiales o vanas. Algunos imberbes llegan a suicidarse o lesionarse de consideración por pequeñeces que tienen solución. Lógicamente uno se siente afectado si pierde el trabajo, sufre algún accidente, o padece alguna enfermedad grave. Pero de ahí a hacer un drama por que la chica que nos gusta nos dice que no, por que nos jalaron en la Uni, por una coyuntural disfunción o por que nos fue mal en los negocios, resulta absurdo y decadente.

Pues si alguna vez hemos imaginado que a nosotros nos suceden las peores cosas y que no es justa tanta desgracia junta, o si alguna vez hemos pensado, porque nací en este país de mierda, denle un vistazo a una realidad que parece lejana pero esta mas cerca de lo que creemos y que ahora parece haberse “descubierto” a consecuencia de un sismo de grandes proporciones.

Haití, la nación centroamericana de mayoritaria población de origen africano, ex colonia francesa, sufrió las consecuencias de un terremoto de 7 grados, como si la naturaleza tuviera que darle una mano a su ya desventurada historia.



Ser el segundo país americano en conseguir su independencia, sólo después de los Estados Unidos, y el primero en América Latina no le sirvió de mucho. Por el contrario le resulto perjudicial en un mundo que no estaba preparado para la existencia de un Estado negro independiente.

La cuna de los nefastos y sanguinarios Papa Doc y Baby Doc (papá e hijo Duvalier, que utilizando a la fuerza paramilitar Tonton Macoute, asesinaron y/o desaparecieron a mas de 150,000 haitianos), la pasó mal (y la sigue pasando mal) desde sus orígenes. Una sucesión de tiranuelos corruptos depredaron la parte occidental de la Isla La Española, sumiéndola en la más extrema pobreza. Después de las dictaduras de los Duvalier Haití había alcanzado la nada deseable condición de país mas pobre del continente, con la más alta tasa de analfabetismo y una por decir lo menos desastrosa salud pública.

En la actualidad sus habitantes sobreviven con solo un dólar diario, el 70% de la población vive de la mas incipiente agricultura, el acceso a la salud pública bordea el 40% y enfermedades como meningitis, sida, tuberculosis, tifoidea, cólera son la causa de casi el 50% de las muertes producidas en la Isla. Los casos de TBC son 10 veces más altos que el promedio de los demás países de la región.
Alrededor del 90% de los niños de la Isla convive con parásitos intestinales y solo el 50% están vacunados. La inasistencia escolar alcances proporciones inimaginables y la fuga de profesionales es permanente.

La Isla ha sido deforestada salvajemente, una de las principales causas de la esterilidad de la tierra.

Decir que en este país una desdicha anuncia la llegada de otra desdicha mayor no es exageración. Pues como si no tuvieran los suficientes problemas de carácter social, político y económico, en el año 2008 recibieron la nada agradable “visita” de 4 devastadores huracanes que estropearon los cultivos, produjeron masivas migraciones y desparecieron más de 100,00 viviendas.


La destrucción  producida por el movimiento telúrico del día 12 del año en curso es ampliamente conocida. Sus consecuencias en el corto, mediano y largo plazo son incalculables. Muchos parecen recién conocer lo que ya se sabía hace mucho tiempo. Lamentablemente estamos acostumbrados a actuar solo en situaciones extremas, en muchos casos cuando ya hay poco por hacer. Para nadie era un secreto el estado de esta isla caribeña. No estamos descubriendo la pólvora o la rueda. Pero es triste reconocer  que muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras e incluso lloran por la tragedia y claman solidaridad, hasta hace no mucho ni siquiera tenían idea de su existencia, su ubicación, ni del nombre de su capital (Puerto Príncipe), o lo que es peor no le interesaba saberlo. Recién ahora Francia condona deudas añejas, la Unión Europea realiza un importante donativo y los organismos de cooperación internacional se interesan en serio. ¿Y si no hubiera habido sismo que? Pura hipocresía y cuestión mediática.


El destino, la vida misma, parece haberse ensañado con esta nación, como si le estuviera cobrando a perpetuidad una deuda impagable. A pesar de todo lo que ha sufrido y de ser siempre considerado un Estado fallido, Haití sigue ahí, sumido en el caos, anarquía y violencia en las horas del post sismo.

Así que por favor, antes de volverse a quejar por cualquier cojudez o sentirse morir por una ridícula “tragedia” personal, pensemos un poco y veamos las cosas en su real dimensión. No significa que debamos sentirnos mejor por que a otros les va peor, es cuestión de ser objetivos y buscar soluciones no lamentos.

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